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SANTO GRAN MÁRTIR ARTEMIO DE ANTIOQUÍA

conmemorado el 20 de octubre.


El Santo Gran Mártir Artemio de Antioquía fue un destacado líder militar durante los reinados del emperador Constantino el Grande (21 de mayo) y de su hijo y sucesor Constancio (337-361). Artemio recibió incontables galardones por razón de su gran valor y distinguido servicio. Fue nombrado virrey de Egipto. En dicho puesto obró a favor de la propagación y robustecimiento del cristianismo en Egipto.

San Artemio fue enviado por el emperador Constancio para traer las reliquias del Santo Apóstol Andrés, de Patras, y las reliquias del Santo Apóstol Lucas de Tebas de Beocia, a Constantinopla. Las santas reliquias fueron colocadas en la Iglesia de los Santos Apóstoles bajo la mesa de oblación. El emperador lo recompensó haciéndolo gobernante de Egipto.

El emperador Constancio fue sucedido en el trono por Juliano el Apóstata (361-363). En su deseo de restaurar el paganismo, Juliano fue extremadamente antagónico con los cristianos, enviando a cientos a la muerte. En Antioquía ordenó el tormento de dos obispos que no querían abandonar la fe cristiana.

Durante este tiempo, san Artemio arribó a Antioquía y denunció públicamente a Juliano por su impiedad. El enfurecido Juliano sometió al Santo al Gran Mártir Artemio al tormento y lo arrojó a prisión. Mientras Artemio oraba, Cristo, rodeado de ángeles, se apareció ante él y le dijo: “¡Ánimo, Artemio! Yo estoy contigo y te guardaré de todo mal que te sea infligido, tengo ya preparada tu corona de gloria. Puesto que me habéis confesado ante la gente de la tierra, así os confesaré yo ante mi Padre Celestial. Por lo tanto, anímate y regocíjate, tú estarás Conmigo en Mi Reino”. Al oír esto, Artemio se alborozó y ofreció gloria y acción de gracias a nuestro Señor.

Al día siguiente, Juliano exigió que san Artemio honrara a los dioses paganos. Al encontrarse con una firme negativa, el emperador recurrió a mayor tormento. El Santo soportó todo sin emitir un solo gemido. El Santo le dijo a Juliano que sería justamente recompensado por su persecución de los cristianos. Julián se puso furioso y recurrió a suplicios aún más atroces, mas la voluntad del Santo no fue doblegada. Finalmente, el Gran Mártir Artemio fue decapitado.

Sus reliquias fueron enterradas por cristianos. Después de la muerte de san Artemio, su profecía sobre la muerte inminente de Juliano el Apóstata se hizo realidad.

Juliano partió de Antioquía para ir a la guerra con los persas. Cerca de la ciudad persa de Ctesifonte, Juliano se encontró con un anciano persa que accedió a traicionar a sus compatriotas y guiar al ejército de Juliano. El anciano engañó a Juliano y condujo a su ejército al desierto de Karmanita, donde no hallarían ni agua ni alimento. Extenuado por el hambre y la sed, el ejército de Juliano luchó contra nuevas fuerzas persas.

La retribución divina alcanzó a Juliano el Apóstata. Durante la batalla fue herido de muerte por mano y arma invisibles. Juliano gimió profundamente y dijo: “¡Has vencido, galileo!”. Después de la muerte del emperador apóstata, las reliquias del Gran Mártir Artemio fueron trasladadas con honor de Antioquía a Constantinopla.

San Artemio es invocado por aquellos que sufren de hernias.



REFERENCIAS

Orthodox Church in America. (2023). Greatmartyr Artemius at Antioch. New York, Estados Unidos: OCA.

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