conmemorado el 14 de noviembre.
San Gregorio Palamás, arzobispo de Tesalónica, nació en el año 1296 en Constantinopla. El padre de san Gregorio se convirtió en un destacado dignatario en la corte de Andrónico II Paleólogo (1282-1328), pero falleció pronto y el propio Andrónico participó en la crianza y educación del niño huérfano. Dotado de excelentes habilidades y gran diligencia, Gregorio dominó todas las asignaturas que en aquel tiempo componían el curso entero de la educación superior medieval. El emperador esperaba que el joven se dedicara al trabajo gubernamental. Pero Gregorio, de apenas veinte años, se retiró al Monte Athos en el año 1316 (otras fuentes dicen que en el año 1318) y se convirtió en novicio en el Monasterio de Vatopedi bajo la guía del Anciano Monje san Nikόdēmos de Vatopedi (11 de julio). Allí fue tonsurado y emprendió el camino del ascetismo. Un año después, el Santo Evangelista Juan el Teólogo se apareció ante él en una visión y lo prometió su protección espiritual. La madre y las hermanas de Gregorio también se hicieron monjas.
Después de la muerte del Anciano Νikόdēmos, san Gregorio pasó ocho años de contienda espiritual bajo la guía del Anciano Nikēphóros, y después del reposo de éste último, Gregorio se trasladó a la Lavra de San Atanasio (5 de julio). Aquí sirvió en la trapeza y luego se convirtió en cantor de la iglesia. Pasados tres años, se instaló en el pequeño Skete de Glossia, esforzándose por alcanzar un mayor grado de perfección espiritual. El director de dicho Monasterio comenzó a enseñar al joven el método de oración incesante y actividad mental, que había sido cultivado por los monjes, comenzando por los grandes ascetas del desierto del siglo IV: Evagrio Póntico y san Macario de Egipto (19 de enero).
Más tarde, en el siglo XI, san Simeón el Nuevo Teólogo (12 de marzo) proporcionó una instrucción detallada sobre la actividad mental a quienes oraban de manera exterior, y los ascetas del Monte Athos la pusieron en práctica. El uso experiencial de la oración mental (u oración del corazón), que requiere soledad y quietud, se llama “Hesicasmo” (del griego “hēsykhía”, “calma”, “silencio”), y quienes la practicaban eran llamados “hesicastas”.
Durante su estancia en Glossia, el futuro jerarca Gregorio quedó plenamente imbuido del espíritu del Hesicasmo y lo adoptó como parte esencial de su vida. En el año 1326, a causa de la amenaza de invasiones turcas, él y sus hermanos se retiraron a Tesalónica, donde luego fue ordenado al santo sacerdocio.
San Gregorio compaginaba sus deberes sacerdotales con la vida de ermitaño. Cinco días de la semana los pasaba en silencio y oración, sólo el sábado y el domingo salía al pueblo. Celebró servicios divinos y predicó sermones. Para los presentes en la iglesia, su enseñanza a menudo evocaba ternura y lágrimas. En ocasiones visitaba reuniones teológicas de los jóvenes instruidos de la ciudad, encabezadas por el futuro patriarca, Isidoro. Después de regresar de una visita a Constantinopla, encontró un sitio adecuado para una vida solitaria cerca de Tesalónica, en la región de Bereia. Pronto reunió aquí una pequeña comunidad de monjes solitarios y la guio durante cinco años.
En el año 1331 el Santo se retiró al Monte Athos y vivió en soledad en el Skete de San Sabas, cerca de la Lavra de San Atanasio. En el año 1333 fue nombrado abad del Monasterio de Esphigmenou en la parte norte de la Montaña Sagrada. En 1336 el Santo regresó al Skete de San Sabas, donde se dedicó a la composición de obras teológicas, continuando con ello hasta el final de su vida.
En la década de 1330 se produjeron acontecimientos en la vida de la Iglesia oriental que colocaron a san Gregorio entre los apologistas universales más importantes de la ortodoxia y le otorgaron gran renombre como maestro del Hesicasmo.
Hacia el año 1330 el erudito monje Barlaam había llegado a Constantinopla desde Calabria, en Italia. Fue autor de tratados de lógica y astronomía, hábil y agudo orador, obtuvo una cátedra universitaria en la capital y comenzó a exponer las obras de san Dionisio Areopagita (3 de octubre), cuya teología “apofática” (o bien “negativa”, en contraste con la teología “catafática” o “positiva”) fue aclamada en igual medida tanto en la Iglesia oriental como en la occidental. Pronto Barlaam viajó al Monte Athos, donde conoció la vida espiritual de los hesicastas. Diciendo que era imposible conocer la esencia de Dios, declaró que la oración mental era un error herético. Viajando desde el Monte Athos a Tesalónica, y de allí a Constantinopla, y más tarde nuevamente a Tesalónica, Barlaam entró en disputas con los monjes e intentó demostrar la naturaleza creada de la luz del Tabor (es decir, de la Transfiguración). Ridiculizó las enseñanzas de los monjes sobre los métodos de oración y sobre la luz increada que contemplaban los hesicastas.
San Gregorio, a petición de los monjes athonitas, respondió con amonestaciones verbales en un principio. Pero viendo la inutilidad de tales esfuerzos, puso por escrito sus argumentos teológicos. Así surgió la obra “Tríadas en Defensa de los Santos Hesicastas” (1338). Hacia el año 1340 los ascetas de Athos, con la ayuda del Santo, compilaron una respuesta general a los ataques de Barlaam, el llamado “Tomo Hagiorita”. En el Concilio de Constantinopla de 1341 en la iglesia de Santa Sofía, san Gregorio Palamas debatió con Barlaam, centrándose en la naturaleza de la luz del Monte Tabor. El 27 de mayo de 1341 el Concilio aceptó la posición de san Gregorio Palamás, de que Dios, inaccesible en Su Esencia, se revela a través de Sus energías, que se dirigen hacia el mundo y son capaces de ser percibidas, como la luz del Tabor, pero que no son materiales ni creados. Las enseñanzas de Barlaam fueron condenadas como herejía, y él mismo fue anatemizado y huyó a Calabria.
Pero la disputa entre palamitas y barlaamitas distaba de terminar. A éstos últimos pertenecía el discípulo de Barlaam, el monje búlgaro Akyndinos, y también el patriarca Juan XIV Kalekos (1341-1347); El emperador Andrónico III Paleólogo (1328-1341) también se inclinó por esta opinión. Akyndinos, cuyo nombre significa “el que no hace daño”, en realidad causó gran perjuicio con sus enseñanzas heréticas. Akyndinos escribió una serie de tratados en los que declaraba a san Gregorio y a los monjes athonitas culpables de provocar desórdenes en la iglesia. El Santo, a su vez, escribió una refutación detallada de los errores de Akyndinos. El patriarca apoyó a Akyndinos y llamó a san Gregorio la causa de todos los desórdenes y disturbios en la Iglesia (1344) y lo encerró en prisión durante cuatro años. En 1347, cuando Juan XIV fue reemplazado en el trono patriarcal por Isidoro (1347-1349), san Gregorio Palamas fue puesto en libertad y nombrado Arzobispo de Tesalónica.
En el año 1351, el Concilio de Blaquerna confirmó solemnemente la ortodoxia de sus enseñanzas. Pero el pueblo de Tesalónica no aceptó inmediatamente a san Gregorio, y éste se vio obligado a vivir en distintos lugares. En uno de sus viajes a Constantinopla el barco bizantino cayó en manos de los turcos. Incluso en cautiverio, san Gregorio predicó a los prisioneros cristianos e incluso a sus captores musulmanes. Los agarenos quedaron asombrados por la sabiduría de sus palabras. Algunos musulmanes no pudieron soportar ésto, por lo que lo azotaron y lo habrían asesinado si no hubieran esperado obtener un gran rescate por él. Un año después, san Gregorio fue rescatado y devuelto a Tesalónica.
San Gregorio obró numerosos milagros en los tres años anteriores a su dormición, curando a los afligidos por enfermedades. En las vísperas de su reposo, se apareció ante él el Santo Jerarca Juan Crisóstomo, diciendo: “¡A las alturas! ¡A las alturas!
San Gregorio Palamas durmió en el Señor el 14 de noviembre del año 1359. En 1368 fue canonizado en un Concilio de Constantinopla bajo el Patriarca Filoteo (1354-1355, 1364-1376), quien compiló la Vida y Servicios en honor al Santo.
REFERENCIAS
Orthodox Church in America. (2023). Saint Gregory Palamas, Archbishop of Thessalonica. New York, Estados Unidos: OCA.
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